La mediación es una forma voluntaria y confidencial de resolver conflictos entre dos o más personas, con la ayuda de una tercera persona, el mediador, neutral respecto al objeto sobre el que se media e imparcial respecto a las partes. En el proceso de mediación se gestionan los conflictos por medio de unos sencillos pasos en los que, si las partes colaboran, es posible llegar a una solución en la que todas las partes implicadas ganen, con un nivel óptimo de satisfacción.
La mediación sigue una seria de fases en las que se promueve el respeto, la comunicación y el entendimiento entre las partes en conflicto para encontrar su solución. El papel que debe jugar el mediador es el de facilitador del proceso de colaboración e implicación, propiciando que ambas partes consigan llegar al acuerdo en armonía.
El mediador debe preparar y diseñar el proceso de mediación teniendo como estrategia crear un buen clima de confianza para facilitar el encuentro en la mediación y procurar que cada parte reconozca a la otra sus aspectos positivos y el esfuerzo realizado en el inicio y continuación del procedimiento de mediación.
La mediación es un procesos que apuesta por la responsabilidad, la inteligencia emocional, la comunicación empática y la valentía personal a la hora de gestionar los conflictos y en la toma de decisiones para el beneficio mutuo en las relaciones personales.
La práctica de la mediación es una intervención desde la perspectiva del acompañamiento al usuario a través de sus propios recursos personales. Favorece el empoderamiento personal para impulsar cambios beneficiosos y generalmente implica el desarrollo de una confianza en sus propias capacidades y acciones.
El mediador debe propiciar la “escucha activa”, es decir una escucha en la que no sólo se está atento sino que, además, se participa activamente en la comunicación, tanto en su aspecto verbal como en su aspecto no verbal.
En todo caso, no se trata de que se esté conforme o disconforme con lo que se escucha, sino de manifestar con empatía que se entiende lo que cada parte está contando y que “se pone en el lugar del otro”.
El mediador reflejará las emociones expresadas por las partes y comentará a modo de resumen lo manifestado por cada parte para confirmar que se ha entendido correctamente la información transmitida con la posibilidad de corregirla en caso de disconformidad.
A lo largo del proceso el mediador hará “preguntas abiertas” que inciten a la reflexión y evoquen o inspiren respuestas que permitan ir avanzando en el camino hacia un acuerdo con plena libertad.
El mediador debe dominar la estructura de coherencia entre el lenguaje verbal, de la corporalidad y la emocionalidad.
Técnicas básicas de psicodramáticas que destacan en práctica de la mediación
Soliloquio: Es como la “voz en off” realizada por el mismo protagonista. De ese modo se aclaran contenidos al oír lo que el protagonista piensa y siente y no dice.
La técnica del espejo: Se fundamenta en ocupar el lugar del otro para que observe su postura y de este modo pueda observar su propia disposición ante ella, es decir; reconocerse a sí mismo a través del otro, cuando el protagonista no está tomando en cuenta lo que hace, y la imagen externa que da hacia los demás puede diferir sustancialmente de la interna que él percibe de sí mismo.
La finalidad de esta técnica es favorecer que el/a protagonista tome conciencia de su modo de actuar en diferentes situaciones. Hay que tener cuidado con la dramatización del espejo, ya que tiene que realizarse con todo el respeto al protagonista, sin caricaturizarlo ni parodiarlo.
Doble: Con esta técnica el profesional especializado dice lo que el/la protagonista cree que piensa o siente en un momento y no puede decir por sí mismo/a. De este modo le ayuda a esclarecer y expresar un nivel más profundo de emociones e ideas preconcebidas. El psicodramatista se ubica al lado del/a protagonista, tratando de adoptar al máximo la actitud postural y afectiva de éste último o poniendo las manos en los hombros de la persona.
Hay que tener cuidado de no aportar elementos propios al expresar lo que el otro no hizo por inhibición, bloqueo, temor o desconocimiento, para decir lo que el protagonista siente y no puede comunicar, supliendo así progresivamente las dificultades expresivas.
Construcción de imágenes o esculturas: Se da corporeidad a contenidos internos difíciles de exponer y liberar verbalmente. Generando una comprensión profunda e “insight” (introspección) emocional.
Se pueden realizar esculturas en relación a una escena real, temida o ideal con respecto al pasado, presente y con una visión prospectiva del futuro. Se puede trabajar sobre esculturas que muestren contenidos o conductas propias y ajenas, para concienciarse que ante un rol o comportamiento hay un contra rol opuesto o complementario.
Inversión de roles: Esta técnica permite explorar el rol desde dos puntos de vista, el rol que desempeña el/a protagonista y su complementario, posibilitando también la exploración del vínculo correspondiente. El/a protagonista se puede poner en “los zapatos del otro/a”, percibiendo cómo se puede sentir o qué puede pensar. De lo que se trata en el Role-Playing es que el sujeto implicado represente una situación real, imaginaria o simbólica. En esta representación el sujeto juega su rol desde su modo habitual de relacionarse y en ese momento se da a conocer su forma personal de comportarse y de sentir.
Silla vacía: Sigue el modelo del intercambio de roles, con la diferencia que es el mismo protagonista quien ha de jugar su propio papel y el complementario; él pregunta y él mismo se responde cuando pasa a ocupar la otra silla que estaba vacía. Esta técnica sirve para trabajar los roles múltiples así como para expresarle sentimientos y confrontar conflictos.
Interpolación de resistencias: Este técnica se utiliza para hacer algo distinto o cambiar de forma repentina algo que era esperado con ese vínculo, y de este modo fomentar la espontaneidad, nuevas conductas y modos de vinculación.
La proyección futura: Consiste en pedir al protagonista que imagine que ha resuelto todos los problemas que ha planteado en el proceso y que se encuentra satisfecho/a con las acciones cometidas. Se pone una fecha imaginaria y se le pregunta qué ha hecho para poder conseguir en esa fecha sentirse bien. Esta técnica aumenta la confianza del protagonista en sus esfuerzos para superar las dificultades presentes y a través de ella puede elaborar su plan de acción.
La mediación se fundamenta en que las partes reflexionen sobre:
1. Cuál es la situación actual. Conseguir que las partes concreten los hechos para hacer un listado de los temas conflictivos. De esta manera se fijan las ideas principales sostenidas por cada parte, se aclara el problema y se establecen las bases para la negociación.
2. Cuáles son los objetivos. Replantear el conflicto desde los intereses/necesidades de las partes, ayudándolas a que abandonen sus posiciones e identifiquen los intereses compartidos.
3. Qué obstáculos impiden alcanzarlos y qué opciones se proponen para alcanzarlos. Examinar las opciones de solución propuestas por las partes de manera que sea manejable y puedan plantear opciones para resolverlo. Derribar las barreras y generar ideas prácticas para resolver los problemas.
4. Elaborar la propuesta correcta y especificar qué compromisos/acuerdos se adoptan para alcanzarlos. Procurar concluir la mediación mediante un acuerdo pactado formalizado por escrito a modo de “hoja de ruta” o examinar las posibles mejores alternativas en el caso que la mediación concluya sin acuerdo.
5. Fijar una fecha para revisar en qué estado se encuentra el conflicto, para así poder llevar a cabo las acciones que sean pertinentes y valorar en qué momento se encuentra el conflicto. La mediación finaliza preguntando qué les ha aportado y qué grado de incidencia ha tenido en la gestión de conflictos.
Las Técnicas Activas Psicodramáticas son muy eficaces en el campo de la Mediación proporcionando contextos que incrementan la empatía y la comprensión de la propia problemática y de la del otro. Facilitan el proceso de mediación en la expresión de emociones, en la concreción de contenidos y en la identificación del problema. Multiplican creativamente diferentes alternativas para plantear objetivos y nuevas ideas así como para buscar múltiples soluciones a los conflictos planteados.
A través del Psicodrama se genera espontaneidad y una comprensión más profunda de sus emociones y de las consecuencias de estas. Facilita darse cuenta de los propios pensamientos, sentimientos, motivaciones, conductas y relaciones. Mejorar la comprensión de las situaciones, de los puntos de vista de otras personas y de nuestra imagen o acción sobre ellas.
El desempeño de las técnicas activas psicodramáticas requiere formación y práctica por parte del facilitador para adecuarse a la pertinencia de las circunstancias y para poder optimizar su función. La destreza del arte del Psicodrama da claridad en las diferentes fases de la mediación y aunque no es una varita mágica para conseguir objetivos y metas si es una vía para caminar hacia la mejor alternativa posible al acuerdo negociado.