Nos gustaría compartir un encuentro donde las palabras se quedan cortas, donde hay que añadir algo de dentro, para escuchar más allá de lo que dicen, más acá de los silencios.
El Psicodrama no sólo interviene en la toma de conciencia racional y en la comprensión emocional, sino también en la reconstrucción de sistema de valores internos, para propiciar un cambio donde se reestructuren o integren nuevos patrones más coherentes y positivos.
Las intervenciones o sesiones con encuadre psicodramático tienen tres etapas:
–CALDEAMIENTO: Inespecífico para crear clima de confianza, y Específico para preparar la dramatización del tema o rol protagonista.
–DRAMATIZACIÓN: llevando el contexto grupal de los individuos y de la realidad de su contexto social a un encuadre de juego de roles en el contexto dramático.
La dramatización es una puesta en juego, una re-presentación real o simbólica de situaciones de la vida, donde no se relata algo sino que todo el ser habla con el lenguaje del cuerpo.
Puede ser con construcción de Imágenes o Esculturas reales o simbólicas a modo de observador reflexivo que clarifica su forma y explica sus componentes; o con Escenas o Acciones de mayor compromiso emocional.
–COMENTARIOS o procesamiento con retroalimentación en el contexto grupal. En esta etapa se comenta lo que “faltó” y lo que “sobró” en las formas de la dramatización, cómo se desarrolló, y no sólo en los contenidos que se dieron. Después se procede a hacer resonancias personales para compartir puntos de vista sobre lo visto y sentido en relación a las vivencias de uno mismo y compartir con el protagonista experiencias similares
Es importante remarcar que no es lugar para dar consejos.
La toma de conciencia sobre la acción ocurrida en el escenario no significa que el protagonista haya asimilado conductas más positivas. Lo difícil es no volver a viejos patrones. Por ello, es necesario verificar cambios internos con nuevas dramatizaciones, puesto que; no es la comprensión verbal de los conflictos lo que genera cambios internos, sino la elaboración e integración en torno a la acción.
Los tres Contextos psicodramáticos, que deben ser muy diferenciados en el transcurso de cada sesión:
– De la Realidad Social en relación a normas, comportamientos y vinculaciones sociales.
– Del grupo en sí y sus interacciones personales particulares.
– Dramático o del juego de roles en un “como si” que aporte libertad entre la realidad y la fantasía para ampliar la visión del emergente tratado.
Los cinco instrumentos psicodramáticos:
– Escenario, ya sea espacio o circulo de la acción donde todo es posible en el juego dramático.
– Protagonista/as centro de la acción y el Tema protagónico emergente.
– Auditorio u observadores activos.
– Director o facilitador de situaciones.
– Auxiliar/es o ayudante/s del director y en el juego dramático.
Mediante el psicodrama se debe tomar conciencia sobre: qué le pasa, desde cuándo y a que lo atribuye. Además del tipo y número de roles que desempeña en su vida, la frecuencia de relación con sus vínculos, la calidad de los mismos y cuales tienen mayor influencia. Finalmente hay que considerar los factores de vulnerabilidad de protección (los puntos débiles y los fuertes).
Técnicas básicas psicodramáticas:
– Esculturas; es la expresión plástica donde el uso del cuerpo se muestra privilegiado y la palabra sólo aparece para simbolizar mensajes que han tomado forma en la expresión gestual y corporal. Es decir, se da corporeidad a contenidos internos difíciles de exponer y liberar verbalmente.
Las esculturas muestran la percepción personal distinta de la de otros puntos de vista, ya sea desde un punto de vista de la realidad; o un aspecto deseado; o una situación temida por relacionarse con la angustia, culpa, insatisfacción. De este modo, se puede ir poco a poco de una imagen real a una deseada.
Se pueden realizar esculturas en relación al pasado, presente y con una visión prospectiva del futuro. Igualmente, se puede modelar sobre situaciones o elementos de un contexto no humano reales o simbólicos.
También se puede trabajar sobre esculturas que muestren contenidos o conductas propias y ajenas, para concienciarse que ante un rol o comportamiento hay un contra rol opuesto o complementario. Además de la posible visión deformada por la transferencia o la proyección depositada en el otro. Para intervenir a través de estas estatuas se proponen frases del tipo: “ Es que tú… “, “Es que yo…”, “Lo que tú me haces…”, “ Lo que yo te hago…”.
Del mismo modo, se puede orientar hacia valores y deseos con propuestas del tipo: “Lo que debería ser…” “ Lo que desearía…”
– Soliloquio; sobre los propios contenidos internos del protagonista en la etapa de dramatización, pero fuera del dialogo de la misma. Se utilizan para expresar lo que se piensa o siente en ese momento, para aclarar contenidos y cerciorarse de si su comportamiento es aceptado internamente.
– Espejo; se fundamenta en ocupar el lugar del otro para que observe su postura y de este modo pueda observar su propia disposición ante ella, es decir; reconocerse a sí mismo a través del otro, cuando el protagonista no está tomando en cuenta lo que hace, y la imagen externa que da hacia los demás puede diferir sustancialmente de la interna que él percibe de sí mismo.
– Intercambio de roles; para colocarse en el lugar del otro y romper con el compromiso emocional que bloquea las posibilidades de relación y empatía. También sirve para caracterizar mejor a los personajes tanto verbalmente como corporalmente.
– Doble; consiste en adoptar la postura, tensión corporal y expresión facial estando al lado o poniendo las manos en los hombros de la persona que en ese momento tiene el foco dramático, para expresar lo que se percibe que no manifiesta ese protagonista para intentar completar el modo de relación.
Hay que tener cuidado de no aportar elementos propios al expresar lo que el otro no hizo por inhibición, bloqueo, temor o desconocimiento, para decir lo que el protagonista siente y no puede comunicar, supliendo así progresivamente las dificultades expresivas.
– Interpolación de resistencias; para hacer algo distinto o cambiar de forma repentina algo que era esperado con ese vínculo, y de este modo fomentar la espontaneidad, nuevas conductas y modos de vinculación.
El Psicodrama trabaja sobre las Resistencias y si no se puede entonces lo hace sobre lo Resistido.
– Objetos Intermediarios: además de los Objetos Auxiliares que facilitan la expresión y la enfatizan, los Objetos Intermediarios son utilizados para interaccionar con ellos, tomando forma, siendo modificado en función de los contenidos que surjan. Su utilización facilita la expresión de contenidos propios amplificando e incluso modificando la comunicación y el lenguaje de lo simbólico, además de favorecer interacciones corporales y “relajar el campo tenso” para dar nuevas soluciones creativas.
Se pueden utilizar como portadores de un rol, así como; para aportar lenguaje simbólico alternativo al visual y al gestual; como una prolongación, refuerzo o extensión de la persona y sus habilidades; además, de facilitar la aparición y evidencia de aspectos ocultos en los sistemas vinculares.
Objetos Intermediarios típicos en psicodrama son los títeres, máscaras, telas, cuerdas, música, papeles, bolsas, pinturas, plastilina, cojines, etc.
Se denominan Objetos Intraintermediarios cuando el protagonista se expresa no con ellos sino a través de ellos.
– Psicodanza: se enfatiza en las figuras (formas) del cuerpo, los gestos, el movimiento y los sonidos como vehículos comunicacionales, para liberar el cuerpo de los condicionamientos sociales, introduciendo variantes expresivas o rítmicas que guíen hacia nuevos campos expresivos, nuevas formas de espontaneidad y a una mayor conciencia corporal.
Los ritmos en la psicodanza son aplicables a situaciones vivénciales a lo largo de la historia personal, familiar, laboral, etc. Así como, por ejemplo, el ritmo de la enfermedad, el amor, el fracaso, etc. Los ritmos con frecuencia son la base de los ritos cotidianos que se relacionan con el ambiente, lo cual involucra al espacio y a la vivencia con los otros.
La psicodanza no trata de sustituir la comunicación verbal, sino de ampliarla con el lenguaje natural del cuerpo para facilitar el acceso a sus propias respuestas. De este modo, se parte de los estímulos de la escena espontánea hacia la caracterización de roles en el escenario.
La comunicación no verbal y la comunicación oral no verbal, con lenguaje inventado experimentando con la intensidad en el uso de vocales, sonidos, etc., ayudan a expresar mensajes, puesto que en ocasiones la verborrea racionalizada oculta una defensa para evitar la comunicación de mensajes emocionales.
– Relación en corredor; conexión empática para interaccionar vincularmente centrándose en esa relación.
– Complementariedad de roles; para dar lo que falta en la relación y facilitar el desarrollo de un rol o vínculo determinado.
– Cambio en los focos de atención; en el área mental (lo que piensa), en la corporal (lo que siente) y en la ambiental (lo que percibe).
– Tensión y relajación del campo; a más tensión aparecen más contenidos y conflictos, a más relajación del campo de la personalidad aparecen más soluciones adaptativas.
Técnicas psicodramáticas complejas:
–Técnica de autopresentación: Lo habitual es hacer un breve relato verbal con preguntas o comentarios aclaratorios. Después se procede a la autopresentación corporal dando una vuelta al escenario sin hablar, con atención a las características físicas. Se reciben comentarios y se puede elegir a un compañero para hacer una segunda vuelta, para posteriormente comentar lo sentido como protagonista y como acompañante. De este modo, al finalizar la dinámica se puede trabajar sobre las elecciones sociométricas y reflexionar sobre las elecciones, rechazos y la toma de conciencia de los fenómenos grupales.
Se pueden hacer variantes como expresar enfermedades y lo que se espera del tratamiento; o como la autopresentación familiar que, con objetos o con la colaboración de los restantes miembros del grupo, se hace el montaje de la “foto familiar”.
– Galería de espejos deformantes: Todo el grupo pasa al escenario y se distribuye de forma circular dejando un amplio espacio en el centro para el protagonista. La consigna es que cada uno debe devolver al protagonista una imagen, corporal y sin palabras, que cada uno tiene de él. Posteriormente se pueden complementar corporalmente una a una esas imágenes reforzando la oportunidad de cotejar aspectos distintos de su personalidad.
– Aparte: es un pensamiento en voz alta, de contenidos ocultos o negados, de un modo que no deja duda de que su intervención es ajena o disociada a lo que ocurre en el grupo. Se juega a darse por supuesto que el resto de los presentes no oyen lo que se dice en el aparte teatralizado, pero aunque no pueden responder directamente el contenido ha quedado introducido en la red comunicacional.
– Silla vacía: Sigue el modelo del intercambio de roles, con la diferencia que es el mismo protagonista quien ha de jugar su propio papel y el complementario; él pregunta y él mismo se responde cuando pasa a ocupar la otra silla que estaba vacía.
– Roda viva: involucra en el círculo o escenario a todos los miembros del equipo comprometidos con un tema o conflicto grupal que se quiere clarificar. Cada uno de ellos debe comportarse según la persona que se situaba en ese espacio y que en ese momento ocupa él, entonces desde esa perspectiva, debe continuar el diálogo como si fuese esa persona que representa. También se puede realizar simplemente con soliloquios.
Para favorecer la comprensión de la consigna, se pide a cada uno que no sólo digan el nombre del personaje que interpreta sino que traten de adoptar sus posturas y peculiaridades de su personalidad.
En la dinámica todos van rotando por cada uno de los personajes hasta llegar a su propio rol y finalizar sin confusiones sobre el propio punto de vista de uno mismo.
– Multiplicación dramática: es la puesta en acción sucesiva de una misma situación por distintas personas presentes que aportan su perspectiva personal sumando múltiples puntos de vista. Del mismo modo se puede realizar para expresar diversas soluciones o aportar riqueza en el intercambio de puntos de vista ante una misma situación.
– Visualización: a través de la visualización se pretende que el sujeto construya mentalmente una escena. Es preciso que se realice previamente un caldeamiento, para lo que se invita a que cada persona cierre los ojos e inicie un proceso de concentración. El facilitador ira guiando en un recorrido mental por su trayectoria vital, o por una parte específica de la misma. Dependiendo del objetivo de la visualización, invitará a que cada persona se detenga en determinados momentos y observe distintos aspectos de sus experiencias y vivencias. También se le puede invitar a que introduzca personajes nuevos o a que se proyecte hacia el futuro.
– Representación del átomo social: Se trata de representar, de manera gráfica, la red de relaciones personales que son significativas para el desarrollo de un rol. Para representarlo, en una hoja o cartulina cada persona dibuja un primer círculo en el que escribe su nombre. Posteriormente se dibujan otros círculos concéntricos. En ellos, el sujeto debe ir anotando el nombre y apellidos de cada una de las personas que forman parte de su átomo social. Según el grado de proximidad con el sujeto, los nombres serán escritos en un círculo más o menos cercano al núcleo. Una vez realizado se debe reflexionar sobre lo que le transmite la observación de su átomo social: qué le sorprende, qué le gusta, qué le falta, qué le aporta cada persona que forma parte del átomo social, etc. En algunos casos, la realización de esta dinámica puede servir como caldeamiento del que surja una escena en la que algún miembro del grupo dialogue con su átomo social, o con una parte del mismo.
– Role-playing pedagógico: juego de roles activo de aprendizaje significativo de nuevas vinculaciones ante situaciones reales, deseadas, temidas, etc. Se utiliza para perfeccionar un rol defectuoso; para cambiar un rol inadecuado; o bien para crear un rol ausente, mediante el juego de “aciertos y fallos” en progresiva dificultad hasta la satisfacción.
Cuando interesa centrarse en aspectos personales se interviene con Juegos Simbólicos y con Ejercicios Corporales cuando conviene centrarse en aspectos de lo grupal.
– Escenas intermediarias: consiste en detener una escena central significativa, a partir de la cual se pasa a construir las previas y las posteriores.
Su objetivo es sintetizar el conflicto o el relato a partir de una escena estática y, además, poder obtener una secuencia de imágenes que permitan comprender la historia del conflicto y sus perspectivas. Si es necesario se puede añadir más escenas anteriores y posteriores. Después se pasa a repetir la historia cronológicamente, al tiempo que el protagonista hace un relato verbal de las mismas.
Existen variantes de esta técnica para plasmar el punto de vista más significativo para el protagonista, o bien las expectativas más deseadas y más temidas en relación a la situación planteada, ya sea utilizando escenas cotidianas o con imágenes intermediarias como podría ser un cuento.
– Onirodrama: no consiste en interpretar sueños oníricos sino contenidos que se toman como historia o suceso a dramatizar. De este modo, se puede representar como un conflicto al que sumar propuestas de soluciones o nuevas respuestas al conflicto planteado.
– Concretizadores: Se trata de evidenciar los contenidos condensados en las palabras o expresiones verbales con las que se expresan, situaciones y estados de ánimo. De este modo mediante la dramatización concreta de las mismas las palabras adquieren una nueva dimensión, accediendo no sólo a los contenidos sino a la dinámica latente que existe tras la forma verbal.
– Técnicas corporales proxémicas: son procedimientos en los que interviene la distancia próxima y la posición de los cuerpos en la comunicación natural. De este modo, se evidencian las repercusiones que producen en las relaciones y en las vivencias personales.
– Test sociométricos: instrumento para medir la importancia de la organización que aparece en los grupos sociales en relación a las atracciones, rechazos e indiferencias o neutralidad. Permite conocer la red vincular o estructura interrelacional de un grupo. Se le puede sumar el test perceptual en el cual la persona no expresa sus elecciones sino su opinión acerca de su creencia sobre los sentimientos de los otros hacia uno mismo. El análisis entre ambos proporciona un contraste entre lo que se elige y lo que se espera, y en consecuencia la medida en que se percibe la situación en el grupo.
Cuando se plasma en una gráfica se denomina sociograma y depende del criterio que se quiera medir; enfatizando en una tarea en común u otro tipo de criterio socioafectivo centrado en el vínculo.
El criterio sociométrico no debe ser impuesto, sino elegido por todo el grupo en función de la finalidad del test.
– Objetivadores terapéuticos: Son recursos derivadas de la técnica del Espejo, como la utilización de un espejo, fotos, grabaciones, así como las obras realizadas a modo de collages, modelado de plastilina, dibujos, elaboración de máscaras, etc.. Son realizadas individual o colectivamente como síntesis de una situación o proceso; además pueden tener una función creativa para plasmar contenidos en un objeto creado.
El Psicodrama interviene sobre:
– El darse cuenta intelectual (lo quieres), la experiencia emocional correctora (lo sientes) y el cambio ideológico en la escala de valores (te atreves). De este modo es importante no solo el contenido de lo que se dice sino fundamentalmente la Forma en la relación sobre lo que realmente se quiere decir, tomando conciencia de lo que sobró y lo que faltó.
– Los objetivos del protagonista; se relacionan con sus deseos implícitos o manifiestos y los secretos u ocultos, del mismo modo lo hacen con la urgencia para conseguirlos.
– La Autonomía y el Trabajo en Equipo; para la Circularización del grupo sin un líder, la Jerarquización del grupo con líderes cambiantes según la situación y la Triangularización del grupo sin que nadie sea excluido con un sentimiento de liderazgo compartido.
– La Rematrización de carencias o aspectos que no se dieron en su evolución personal; para que se sienta entendido y pueda superar sus dificultades de comunicación y relación vincular. Que aprenda nuevas formas y valores de relación con sus vínculos actuales, es decir; que haga algo distinto a lo que no le funciona o quiere cambiar.
Es fundamental incidir en las nuevas situaciones de vinculación más adaptativas, espontáneas y liberadoras. Del mismo modo hay que reforzar los roles más o menos desarrollados para que en situaciones de mayor tensión personal se pueda diversificar a otros modos de relación vincular. A mayor cantidad de roles bien desarrollados mayor capacidad de confianza y fluidez con el entorno.
El mundo interno personal debe estar en equilibrio con el mundo externo en relación a vínculos adaptativos positivos o enriquecedores. Por ello, se deben crear Climas de aceptación, confianza y atención (materno); de protección, pertenencia y creatividad (paterno); de contención, cooperación y desarrollo de deseos (fraterno).
En una sesión de psicodrama se evalúa el comportamiento y emociones, además de entender de manera más sencilla cómo una situación particular está afectando a la vida cotidiana.
Roles Psicodramáticos y mecanismos reparatorios en el trastorno de ansiedad.