La RESILIENCIA es la capacidad de los navegantes o de una tripula-acción para salir fortalecido a pesar de acontecimientos desestabilizadores, condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves.
Es necesario dar un golpe de timón para dejar de focalizarnos en los factores de riesgo ambientales y darle más poderío a las capacidades humanas más significativas y estimulantes.
Es mejor abordar los problemas o carencias, virando hacia las soluciones o potencialidades.
Cuando se pone rumbo a los problemas se encuentran más problemas, cuando un barco se enfila a la solución generan soluciones, se desarrollan virtudes y fortalezas constructivas.
En toda convivencia resiliente en una embarcación hay que ser valiente y constante para aprender a conocerse a uno/a mismo/a, para aprender a hacer equipo, para aprender a respetar a los demás y aprender a ser libres de crecer personal y colectivamente.
Ser resiliente no quiere decir que el/la nauta no experimente vendavales de dificultades o tempestades de angustias. El dolor emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido grandes adversidades, aventuras y desventuras. De hecho, el camino hacia la RESILIENCIA probablemente está lleno de obstáculos que afectan el estado emocional, las conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas a lo largo del viaje.
El barco de la RESILIENCIA parte en un viaje con una red de relaciones y experiencias que enseñan el arte de pescar oportunidades de mejora, para vencer obstáculos; con la intención de vivir en la prosperidad, sin pobreza espiritual.
Todo resiliente navegante maneja un lenguaje de autosostén o mensajes básicos para desenvolverse en su propia realidad a bordo del barco:
A popa, las verbalizaciones tipo: “Soy respetuoso con mí mismo/a y del prójimo”. “Soy alguien por quien l0s/as otros/as sienten aprecio y cariño”. “Soy una persona con vitalidad y gran autoestima”.
A babor se manejan el lenguaje resiliente de tipo: “Tengo estrategias.“ “Tengo personas en las cuales puedo apoyarme, en quienes puede confiar en el viaje”. “Tengo confianza y autonomía, y al mismo tiempo personas alrededor en quienes confío y que me muestran por medio de su conducta maneras correctas de proceder.
A estribor se afirman frases tipo: “Puedo hablar sobre cosas que me asustan o me inquietan”. “Puedo buscar la manera de resolver los problemas en el momento que sea pertinente”. “Puedo controlarme y controlar situaciones conflictivas o pedir ayuda para la resolución de las mismas”.
A proa, las afirmaciones tipo: “Estoy dispuesto/a a responsabilizarme de mis actos”. “Estoy seguro/a de que todo saldrá bien. “Estoy conectado con los sentimientos y las emociones.”
Y en lo alto del mástil una bandera que grita: “Me Quiero y Quiero desarrollarme como persona”. “Quiero mejorar mi entorno “Quiero un mundo mejor”.
Gracias a la RESILIENCIA se agradecen las rachas a favor, para aprovechar el viento por la amura navegando en ceñida; para impulsarse con aire fresco y salir fortalecidos cazando las velas, dejando atrás a los tiempos de viento en popa y a dos velas.
La ACTITUD RESILIENTE es navegar con iniciativa rumbo hacia el cambio contundente del crecimiento personal y social. Implica emprender un desafío de preguntas prospectivas y diálogos apreciativos para crear nuevos patrones de vinculación ante las adversidades.
Obstáculos al NAVEGAR son:
Al NAVEGAR en viajes compartidos aparecen obstáculos en los mares de dudas y conflictos, donde hay demoras, desvíos y tendencias a:
NEGATIVIZAR con NERVIOSISMO que pueden generar virajes impertinentes propiciando que incluso se llegue a ATACAR y ACUSAR a compañeros con argumentos subjetivos o a través de experiencias pasadas.
De este modo, VICTIMIZAR y VANAGLORIAR son actitudes donde intervienen roles de víctimas, verdugos y salvadores, en los cuales se crea una dinámica de EVADIR y ENJUICIAR con climas tensos de rígidos enojos desafiantes que merman la confianza grupal.
Se llega a GENERALIZAR con GALIMATÍAS en las aguas embravecidas con cruce de corrientes de AMENAZAS y ANGUSTIAS que desequilibran la estabilidad emocional.Una embarcación puede embarrancar o naufragar si no se asume la responsabilidad de no demorarse más en un rumbo donde prima el RIDICULIZAR, el RECRIMINAR y el REPRIMIR y el consiguiente hermetismo o vacío interior, que tarde o temprano llevará a pique la convivencia y buen desenvolvimiento de la navegación.
En caso del conflicto al grito de “hombre al agua”, no hay que fomentar el caos, hay que mantener la calma y el orden.
La creatividad es sin duda el mejor salvavidas mientras se maniobra para el desenvolvimiento y progreso en las relaciones interpersonales, así como la autoconciencia emocional.
Hoy en día, cuando se quiere profundizar mar adentro con un barco resiliente es muy útil disponer de GPS y un Radar Social, los cuales permitan navegar con acierto en el propio mar de los encuentros y desencuentros de nuestras relaciones.
Si no se les presta atención, con seguridad equivocaremos el rumbo y difícilmente arribaremos a buen puerto.
Los/as marineros/as que manifiestan incapacidad empática no saben leer su radar social y sin proponérselo dañan la intimidad emocional de sus compañeros, pues al no validar los sentimientos y emociones del otro, éstos se sienten molestos, heridos o ignorados.
Evitar interpretar las crisis como problemas insuperables es fundamental para sobrellevar el “huracán”.
Del mismo modo, ser consciente de las capacidades y mantenerse enfocado en las metas también es muy importante, pero para lograr la excelencia personal es fundamental focalizarse en el aprendizaje compartido con un trabajo en equipo cooperativo, como valor muy integrado de ayuda mutua en la comunidad.
Reconocer las propias emociones, fortalezas y recursos, con confianza en uno/mismo/a y en la sinergia de la tripulación es imprescindible para tratar las situaciones difíciles.
Formas de NAVEGAR la RESILIENCIA comunitaria:
N EGOCIAR con NATURALIDAD y establecer buenas relaciones. Aceptar ayuda y ofrecer apoyo ante las adversidades y tensiones, para facilitar que se interpreten como retos en la aventura del viaje.
A FRONTAR y ACEPTAR el continuo cambio de las circunstancias ayuda a enfocarse en los factores que sí se pueden modificar para crear mejorías en la navegación.
V ALORAR con VERACIDAD las metas realistas moviéndose hacia destinos o logros del día a día para llegar a buen puerto.
E MPATÍA con ECUANIMIDAD con atención a las necesidades y deseos propios y ajenos, con conciencia social, para apreciar los sentimientos, la calidez emocional, el compromiso, el afecto y la sensibilidad.
G UIAR con GENTILEZA acciones de la mejor manera posible. Llevar a cabo acciones decisivas es mejor que ignorar los problemas y las tensiones, deseando que desaparezcan.
A DAPTACIÓN y ASERTIVIDAD ante las adversidades como oportunidades de aprendizaje en el manejo de las relaciones interpersonales, como un incremento en la autoestima personal aún cuando se sienten vulnerables.
R ECOMPENSAR, REAFIRMAR y REIR con una visión positiva y con la confianza en las capacidades personales y el poder de la sinergia colectiva, con una perspectiva amplia a modo de estrategia de mejora a corto y largo plazo.
Disfrutando de momentos de relajación, visualizando y ocupándose de lo que quiere en vez de preocuparse por lo que teme.
La ACTITUD RESILIENTE es navegar con iniciativa rumbo hacia el cambio contundente del crecimiento personal y social.
Navegar implica emprender un desafío de preguntas prospectivas y diálogos apreciativos para crear nuevos patrones de vinculación ante las adversidades.
La vida es un continuo navegar; unas veces se está arriba y otras abajo de la ola, pero lo importante es la re-acción que determina el rumbo y destino.
Si todos fuésemos iguales no podríamos aprender unos/as de otros/as, por ello existen diferentes marineros/as que gobiernan la capacidad de RESILIENCIA, aportando cada uno/una cualidades imprescindibles:
CAPITÁN/A posicionado/a ante el manejo del arte de preguntarse a sí mismo/a y al resto de marineros/as, para reflexionar honestamente sobre uno/a mismo/a en relación a los/as otros/as.
El/la Capitán/a tiene un gran sentido del compromiso y una fuerte sensación de confianza personal y colectiva para afrontar los acontecimientos. Está abierto/a a los cambios en la vida, a la vez que tiende a interpretar las experiencias estresantes y dolorosas como retos de una parte más de la existencia.
Gobierna la virtud de olfatear la orientación para obtener una respuesta honesta, viajando de la introspección hacia la capacidad de comprometerse con valores cooperativos y de solidaridad.
VIGÍA dispuesto/a a establecer juegos de iniciativas que brinden solidez personal y mejora social.
Se mantiene relajado pero activo/a ante los conflictos para así poder aportar pensamientos positivos que ofrezcan más salidas creativas.
Mira desde la distancia, permitiéndose tomar objetividad ante los conflictos y poder revitalizarse ante ellos. De este modo, ayuda a establecer límites entre uno/a mismo/a en los ambientes adversos, potenciando fijar fronteras entre uno mismo/a y las situaciones ansiógenas pero sin evadirse o aislarse.
Fluye con la virtud de tener buena vista creativa y con capacidad de adaptación positiva, siendo flexible para partiendo del caos generar orden y armonía.
GRUMETE aprendiz en la transformación de vicisitudes y riesgos del día a día en iniciativas y oportunidades, de salir fortalecido de ellos con iniciativa y motiva-acción.
Se desenvuelve con la capacidad de encarar las situaciones con un sentimiento de esperanza. Sabe que es fundamental compartir con compañeros/as y tener modelos que sirvan como guía y estímulo, así como “redes de sostén” o vínculos que enriquezcan e impidan sentimientos de indefensión.
Su iniciativa, de constante mejora, le facilita afrontar los problemas y ejercer control sobre las adversidades.
Maneja la virtud del tacto, del sentimiento de pertenencia a una red social con el espíritu motivado hacia la acción de mejora en el desarrollo personal y colectivo.
COCINERO/A independiente pero abierto/a a la limpieza y el orden emocional que genera una deliciosa belleza a partir de establecer lazos íntimos satisfactorios, y abrirse a las capacidades de establecer límites con objetividad o distancia emocional.
Es consciente que en el balanceo de ofrecer cercanía alimenta su propia necesidad de afecto.
Elabora la virtud del gusto de relacionarse con un entorno cada vez más autogestionado, cada vez más rico emocionalmente para nutrir el espíritu de los compañeros.
VIAJERO/A cooperando solidariamente con sus habilidades de comunicación y asertividad en la resolución de conflictos. Facilitando que aparezcan experiencias de responsabilidad social que involucren a la persona en un ambiente comunitario cada vez más humano.
Disfruta la virtud del sentido del humor y la risa escuchando las distintas ARTES de la navega-acción y buen trato hacia los demás.
Es generoso/a e invita a desear una vida personal satisfactoria, amplia y con riqueza interior ampliando la capacidad de comprometerse y ser coherente con valores y su forma de vivir.
La integración de todas estas cualidades contribuyen al equilibrio para navegar de forma resiliente, aceptando los propios límites y capacidades; pero fundamentalmente aprendiendo a quererse sin condiciones y siempre teniendo en cuenta que cuando nos encontramos en posiciones de liderazgo, del tipo que sean, es fundamental cuidarse de la soberbia de aconsejar y tratar simplemente de reforzar lo positivo tanto en nosotros/as como en los/as demás.
Si hay que realizar una crítica, es lícito ejercerla sobre los actos, nunca sobre las personas.
Por suerte hay tripulantes que ayudan, a mantener el equilibrio, cuando alguien necesita aprender.
En un velero resiliente hay que valorar, lo antes posible, los factores de riesgo en vez de postergarlos o lamentarlos.
En las ARTES resilientes, de nada sirve quejarse poniendo la vista atrás. Si algo no funciona se redefine el marco para llevar un rumbo diferente con un nuevo paisaje de posibilidades.
Para ello se fomentan los espacios de encuentro lúdico para permitir la expresión de sentimientos con autonomía, espontaneidad y la libertad de ser uno/a mismo/a sin lastimar a los/as demás.
Te proponemos viajar por un camino diferente para liderARTE y descubrir el potencial creativo para construir tu rol profesional con mayor capacidad de Resiliencia emocional.
Del mismo modo que se puede NAVEGAR la RESILIENCIA de profundos mares comunitarios se puede ESCALAR la RESILIENCIA de altas montañas personales.
El dolor emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido grandes adversidades, aventuras y desventuras. De hecho, el camino hacia la RESILIENCIA probablemente está lleno de obstáculos que afectan el estado emocional, las conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas a lo largo del camino.
La Resiliencia es una vía para aprender a ESCALAR, a caerte y sobreponerte y mirar las condiciones adversas desde aquello que te hace bien.
E scuchARTE
S incerARTE
C omunicARTE
A poyARTE
L iberARTE
A ceptARTE
R ehacerte es un ARTE.
La Resiliencia es un concepto proveniente de la física que hace referencia a RESISTIR Y REHACERSE. Ser resiliente es tener la capacidad para resistirse y rehacerse frente a las adversidades de la vida, y también ante las propias adversidades internas que nos impiden muchas veces abrirnos al mundo con confianza.
La Resiliencia es un concepto relativamente nuevo en psicología y se encuentra estrechamente relacionado con el movimiento de la psicología positiva y humanista que entiende a la persona como un ser físico, emocional, mental y espiritual, la cual cuenta con los recursos necesarios para hacer frente a las situaciones conflictivas.
La resiliencia implica una transformación de la persona para ser alguien con más recursos personales de quién era antes de que ocurrieran los hechos adversos.
Estimular una actitud resiliente conlleva potenciar las fortalezas humanas involucrando a todos los miembros de la comunidad en el desarrollo, la implementación y la evaluación de los programas de acción.
Los profesionales de ayuda podemos tomar conciencia de qué es ser resiliente en nuestras vidas y reflexionar sobre cómo podemos promover la resiliencia en aquellos que solicitan nuestra ayuda.